La Princesa que Creía en Cuentos de Hadas by Marcia Grad

La Princesa que Creía en Cuentos de Hadas by Marcia Grad

autor:Marcia Grad [Grad, Marcia]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2012-10-22T19:33:04+00:00


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-¡Tengo miedo al agua!, --dijo Vicky - gritando.

-Ya lo sé -le contestó Victoria-, y es por no haber recibido clases de natación.

-¡Deberías haberlo hecho!

-¡No es momento para hablar de eso ahora!, -gritó Victoria, agarrándose con desesperación a las ramas de los arbustos que pasaban volando por delante de ella.

Pero, a pesar de todos sus esfuerzos, la princesa se vio arrastrada río abajo.

-¡Victoria, cuidado!-, pero fue demasiado tarde ya que en ese momento una gigantesca ola apareció ante ellas.- ¡Genial!, ahora sí que nos hundimos.

La princesa, aterrorizada y sin aliento, se vio empujada hacia el mar de la Emoción. Las piedras afiladas y las ramas rotas de los árboles se arremolinaban a su alrededor en el agua helada mientras luchaba con todas sus fuerzas por mantenerse a flote. Una fuerte corriente submarina tiraba de ella al tiempo que la lluvia golpeaba de forma incesante su cara y su cabeza.

-¡Nos vamos a ahogar, seguro! -gritó Vicky entre tragos de agua salada-. ¡Ojalá estuviera aquí el príncipe para ayudarnos!

La princesa siguió chapoteando y dando patadas en el agua, pidiendo a gritos que alguien la salvara. En ese instante, mientras se volvía a hundir vislumbró algo a lo lejos. «¡Ojalá pudiera llegar hasta allí>>, pensó.

Cuando volvió a salir a la superficie, lo vio de nuevo. Parecía un barco dirigiéndose hacia ella. «¡Socorro!, sálveme!», gritó con todas sus fuerzas esperando que la persona que estuviera en el barco tuviera alguna experiencia en rescatar a la gente. Tal vez se tratara de un príncipe azul valiente y apuesto, al que le había sorprendido de forma inesperada la tormenta mientras disfrutaba del crucero o, quizás, fuera un barco de la Marina real del reino.

Siguió pidiendo ayuda pero no recibió ninguna respuesta. Al acercarse al barco descubrió que no había nadie.

Asimismo, era mucho más pequeño de lo que le había parecido en un principio... en realidad, era un bote de remos.

Cuando la embarcación llegó a donde estaba ella, trató de aferrarse al bote con fuerza, dar un salto y meterse dentro para estar a salvo, pero apenas tenía fuerzas. «Si pudiera al menos descansar un minuto -pensó-, tal vez recobraría las fuerzas». Acto seguido, se agarró bien, primero con una mano y luego con la otra y, dando un fuerte impulso, ladeó un lado del barco y se dejó caer dentro de él. Exhausta, permaneció un rato en esa misma posición, tumbada en la raquítica embarcación encima de dos viejos remos de madera.

-¡Vaya!, ya creía que nos íbamos a ahogar- dijo Vicky-. ¿Qué hacemos ahora?

-Cuando haya recuperando las fuerzas, utilizaremos estos remos para volver a tierra. Todo lo que tengo que hacer es averiguar el rumbo qué debemos tomar

La princesa se levantó con gran esfuerzo y miró hacia el Norte... -¿o era el Sur?, se preguntó. En realidad, daba lo mismo mientras se dirigieran a tierra. Pero, por mucho que mirara con atención a su alrededor, sólo podía ver el oscuro y turbulento mar.

-Es un paisaje sobrecogedor, - comentó Vicky con voz temblorosa.

-No tengas miedo, todo saldrá bien si logro averiguar la dirección que debemos tomar.



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